domingo, 21 de junio de 2015

La cenicienta que no quería comer perdices

Ya tenía ganas de presentar a la verdadera heroína de nuestro tiempo. Puede decirse que es el anticuento de hadas y lindas princesas con final compartido, al que nunca se suponía que accederíamos las tristes mortales.
No es solo un regalo para todas las mujeres, sino que nos hace recordar a las mujeres con diversidad funcional, las cuales sufren doble discriminación. A través de este cuento, a unas y otras se nos invita a ser nosotras mismas, a tomar nuestras propias decisiones y que sino son perdices será otra cosa.

Pero, sobretodo. que al final tengamos la posibilidad de elegir libremente qué queremos ser y cuándo lo haremos. Que seamos nosotras las que reescribamos con libertad el guión de nuestra propia vida.


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